Rocío Carrasco aprende de los errores de su primera boda

Rocío Carrasco aprende de los errores de su primera boda

Hoy por fin hemos descubierto todos los detalles de la boda de Rocío Carrasco y Fidel Albiac en la revista ¡Hola! que ha adelantado su edición al domingo y nos deja constancia de la buena elección de la hija de la más grande y es que como dice el refrán "de los errores se aprende".

Es imposible no acordarnos en estos día de la boda que revolucionó el país en 1996 y que impresionó por el look de la novia, porque si por algo pasó a la historia la boda de Rocío Carrasco y Antonio David Flores fue sin duda por ese vestido, ese peinado, esas lentillas, esas uñas... ¡Madre del amor hermoso, que horror!

Nada tiene que ver el lookde la primera boda de Rocío con la segunda boda, con Fidel Albiac. Para empezar el vestido, en la primera boda el autor fue el diseñador colombiano Tony Ardón, un vestido pomposo, con las mangas y el escote en encaje y un gran velo sobre el postizo negro de pelo peruano hecho por Rupert. Además Rocío lucio una mirada penetrante con lentillas azules y uñas de porcelana, lo que convertía a la hija de Rocío Jurado y Pedro Carrasco en una muñeca digna de vitrina.

En cambio para su segundo y más deseado enlace Roció ha confiado de lleno en Hannibal Laguna que ha conseguido que nos olvidemos de la imagen de hace veinte años y Rocío luzca espectacular. Un vestido nude con escote en barco con nardos al principio que se van desgranando a lo largo del vestido de tres capas y espalda descubierta con abotonadura, el pelo mucho más natural, con un moño despeinado y castaño claro, y por supuesto sin lentillas de colores.

Sin duda una boda que no tiene nada que ver con su primer enlace, Rocío ha aprendido que menos es más y los años le han aportado la elegancia que le faltó al lado de Antonio David.

¿Qué te parece el cambio?

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